Al comenzar la novena Cumbre de Líderes de América del Norte en Washington, los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden y el primer ministro Justin Trudeau expresaron su beneplácito por esta reunión y destacaron el buen momento que viven las relaciones entre los socios del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Tras dar la bienvenida a sus invitados, el anfitrión se pronunció por emprender “acciones decisivas ante el cambio climático, manejar los retos de la migración en nuestro hemisferio y salir de esta línea que sigue negando oportunidades a tantas personas”.
Por su parte, el mandatario mexicano llamó a fortalecer la integración económica regional para evitar que Norteamérica sea desplazada por sus competidores globales, y conjurar tentaciones de uso de la fuerza en la competencia internacional. “Lo mejor”, remarcó, es fortalecer nuestras economías y las de todo el continente a partir de las ventajas con que contamos: fuerza de trabajo joven y creativa, recursos naturales, y la cercanía geográfica. Asimismo, señaló la pertinencia de impulsar un programa de “sustitución de importaciones” tanto para crear fuentes de trabajo en nuestras naciones como para acabar con la paradoja de que nuestros puertos estén saturados con mercancías provenientes de Asia, mientras aquí debemos esperar para adquirir algunos artículos debido a los problemas en las cadenas de suministro.
En el transcurso de su estadía en la capital estadunidense, y como ya había ocurrido la semana pasada en Nueva York, el presidente López Obrador recibió efusivas muestras de respaldo de la comunidad mexicana en ese país. El homenajeado, por su parte, manifestó en su primera reunión presencial con Biden que el gobierno mexicano saluda y dará seguimiento a la iniciativa demócrata para regularizar la situación migratoria de 11 millones de personas, en su mayoría connacionales.
Más lacónico, el jefe de gobierno canadiense expresó su preocupación por las inundaciones que azotan la región oeste de su nación y adelantó que al terminar la emergencia sanitaria los principales retos serán “la recuperación económica, apoyar los empleos y a la clase media”. Horas antes del encuentro trilateral, Trudeau acudió al Instituto Cultural Mexicano en Washington para sostener una reunión privada con López Obrador, y ahí se refirió a la importancia de hablar de temas en común, como los pueblos indígenas, los liderazgos de mujeres y “el hecho de que somos grandes aliados”. Esta plática bilateral dio paso a expresiones de gran cordialidad y sirvió para refrendar unos lazos que en ocasiones quedan en segundo plano debido a la omnipresente agenda de la relación México-Estados Unidos.
El tono de los mensajes emitidos por los tres líderes y la voluntad mostrada para privilegiar las coincidencias hacen de esta cumbre el arranque oficial de una nueva etapa en las relaciones trilaterales. En esta misma línea, terminan de desmentir las inquietudes –reales o fingidas–, los rumores y las versiones que consideraban inevitable una confrontación entre Biden y López Obrador; a lo que puede verse, el clima de respeto e incluso de deferencia que se logró construir con la administración de Donald Trump ha transitado a la era Biden.
Este entendimiento con el gobierno demócrata no debería resultar sorprendente habida cuenta de los puntos de coincidencia entre ambas partes en el ámbito de la política social. Y si bien es cierto que existe un potencial motivo de desencuentro en la recuperación en curso de la tradicional política estadunidense de intervenir en los asuntos internos de otras países, la cual se atenuó en el periodo anterior por las preferencias aislacionistas del republicano y su electorado, ese riesgo latente no tiene por qué concretarse en diferendos bilaterales mientras Biden mantenga su palabra de ir más allá de la política de “buenos vecinos” y tratar con México “en pie de igualdad”.
De cumplirse este compromiso, todo permite augurar que el encuentro trilateral dará paso a una serie de acuerdos fructíferos en beneficio de los 579 millones de habitantes de América del Norte.
Cortesía La Jornada