El 6 de enero de 2021, el mundo vio conmocionado cómo el bastión de la democracia estadounidense fue invadido y arrasado por una turba que parecía incontrolable. Los partidarios de Trump salieron en masa e irrumpieron en el Capitolio de Estados Unidos.
Lo que sucedió ese día fue reconstruido meticulosamente mediante una investigación visual lanzada por The New York Times. Los reporteros de investigación recopilaron y analizaron miles de imágenes de video, la mayoría de las cuales fueron filmadas por los propios alborotadores en sus teléfonos. También obtuvieron tráfico de radio, CCTV e incluso imágenes de cámaras corporales de la policía. Estos miles de videos se sincronizaron y mapearon para proporcionar una imagen sin precedentes del caos que se produjo alrededor de ese edificio federal.
Aunque se refiere brevemente a la planificación exhaustiva que condujo al motín y sus secuelas, el informe se centra en los terribles eventos que ocurrieron, en los terrenos y dentro del Capitolio.
En ese fatídico día, el Congreso y el Senado estadounidenses celebraron sesiones simultáneas en el Capitolio para ratificar los resultados de las elecciones de 2020.
Muchos de los manifestantes convertidos en alborotadores e insurrectos creían lo que Trump y sus funcionarios cercanos dijeron repetidamente: que las elecciones fueron robadas, manipuladas y falsas. Y que era su «deber» como patriotas «defender» la democracia y «salvarla» de unas elecciones «robadas».
La charla en línea (a través de la red del internet) había estado en febril actividad: hubo más de un millón de menciones acerca del asalto al Capitolio semanas antes de que sucediera, tanto en charlas privadas como en foros de análisis político. Los planos de planta del Capitolio, de fácil acceso en línea debido a los orígenes históricos del edificio, también se descargaron y fueron copiados para ser estudiados y utilizados durante el ataque.
Incluso hubo grupos de extrema derecha, los Oath Keepers y Proud Boys, que se propusieron asaltar el Capitolio de forma perfectamente coordinada. Llegaron preparados con equipo completo antidisturbios, con chalecos, cascos, aerosoles químicos y armas como bates de béisbol. Estaban muy organizados y utilizaron una aplicación de radio en sus teléfonos para implementarel ataque.
La coordinación, la preparación, las armas y la gran cantidad de personas que se presentaron significaron que los guardias apenas tenían la oportunidad de detenerlos a todos. Los alborotadores rodearon rápidamente el edificio, rompieron las barricadas y se dirigieron directamente hacia la ventana, las puertas y otros posibles puntos de entrada.
Una vez que ingreso con éxito, la turba se dirigió directamente al Senado, y otro grupo, a las cámaras del Congreso. Un policía reacciono rápidamente, el oficial Eugene Goodman, alertó al Senado y distrajo a los manifestantes, lo que permitió a los senadores y su personal evacuar de manera segura los sitios donde se encontraban. Sin embargo, un alborotador fue asesinado a tiros cuando evacuaban el Congreso. Muchos también estaban saqueando, desfigurando y saqueando las diferentes oficinas y áreas del Capitolio.
Se necesitarían unas cuatro horas para que los refuerzos, incluida la Guardia Nacional, llegaran al lugar para tomar el control de la situación. Alrededor de 150 guardias resultaron heridos debido a la falta de instrucciones, refuerzos y equipo de protección.
El ataque al Capitolio del 6 de enero no fue el resultado de un acto de violencia preparado de la noche a la mañana o espontáneo.
Se planeó y coordinó semanas antes, y los mismos altos funcionarios, seguidores de Trump, incitaron a miles de personas a tomar las armas.
Este ataque demuestra que Estados Unidos, lamentablemente, en términos raciales, sociales y politicos, sigue todavía tan dividido por dentro como lo estuvo hace cincuenta o cien años.
Dirigida por: Nancy Gauss
JRF