La relación que hay entre la palabra escrita y las imágenes audio visuales es tan antigua que ya nadie se atreve a cuestionar la eficiencia con la que se han complementado para dar vida a infinidad de películas producidas en todo el mundo a lo largo de los últimos cien años, casi desde el momento mismo en el que se fundó y comenzó a evolucionar esa nueva forma expresiva que hoy se conoce como arte cinematográfico.
Aunque sigue discutiéndose, entre académicos y especialistas, la supremacía de un lenguaje sobre el otro, siempre se termina llegando a la misma conclusión: gracias al cine el poder narrativo de la literatura adquiere una nueva dimensión y un impacto emocional que no tiene en las páginas de un libro.
Buen ejemplo de esto lo podemos observar en la magistral y vigorosa adaptación al cine que hizo el director ruso, Alexander Petrov, de la obra literaria “The Old Man and The Sea” (El Viejo y el Mar) del escritor estadounidense Ernest Hemingway.
En 1999 Alexander Petrov obtuvo el premio OSCAR por su cortometraje.
RF